Anna es profesora desde hace doce años, momento en qué empezó su camino por la docencia en Argentina, concretamente en la ciudad de Córdoba, también conocida como «La Docta» y centro geográfico del país.

Después de terminar sus estudios de bellas artes en Inglaterra y de especializarse en documentales cortos de personas y paisajes, decidió visitar a su hermano pequeño, que por entonces vivía en Chile, y explorar Sudamérica para buscar inspiración y una salida a su creatividad. Encontró su lugar rodeada de todas las personas creativas que conoció y decidió quedarse para vivir la realidad de la vida precaria que suelen llevar los artistas.

Aunque se trataba de una idea romántica, esa situación no era sostenible, así que sus amigos la animaron a que empezara a enseñar inglés (mientras seguía intentando vender cuadros y murales).  No sabía por dónde empezar, así que decidió hacer lo que se le daba mejor: escribir historias para sus alumnos y alumnas. A través de los «viajes» por su tierra natal y su cultura, enseñaba a los estudiantes al mismo tiempo que aprendía las bases de la enseñanza.

Cinco años y alrededor de 150 historias después, tomó la decisión de volver a Europa. Barcelona fue el sitio elegido para su regreso por tres motivos: está cerca del Reino Unido, tiene playa y es una ciudad repleta de arte.

Actualmente, lleva viviendo en la ciudad ocho años. Fue aquí donde se convirtió en profesora ESL y examinadora de Cambridge. A nivel laboral, compagina clases en empresas, clases privadas en su barrio, la creación de contenidos de formación y la enseñanza de arte a niños de entre nueve y doce años. La diversidad y la humanidad de la docencia mantienen su inspiración.

De momento, tiene pausados sus proyectos de fotografía, cine, pintura e ilustración, pero sus clases de baile la llenan de energía y las ya mencionadas historias están volviendo poco a poco a ganar terreno en sus clases, cosa que le recuerda que, supuestamente, tenía que escribir un libro…